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Autora: Mtra. Ana Cecilia Charles Ruvalcaba

Son muchas y muy variadas las razones por las que uno se encontraría ante la decisión de comenzar un tratamiento psicoterapéutico, antes de una pandemia o durante ella. 

Es altamente probable que, si bien en uno ya había revoloteado la idea de hacerlo, la pandemia hubiese detenido nuestros planes, como muchos otros. Es tal vez, a lo largo de la misma, que esa inquietud, esa necesidad de trabajar en aquello, se ha ido fortaleciendo al grado de llevarnos a hacer una llamada o enviar un mensaje solicitando información.

Y es en ese momento cuando ya se dio un primer paso. O puede ser que sea el segundo, siendo el primero darle la oportunidad a tu mente de reflexionar en la oportunidad de comenzar un proceso de cambio. O tal vez sea el tercero, porque el segundo consistió en realizar la búsqueda del profesional a quien le estás solicitando la información y el tercero, establecer contacto con dicho profesional.

Y para ello dedicaste un tiempo a reflexionar en la serie de aspectos o interacciones en las que te gustaría trabajar. Y tal vez, sin quererlo, fuiste organizando temas, desde los más urgentes e importantes, hasta los menos relevantes. Y pensaste tal vez la manera de organizar tus tiempos para dedicarle esa hora, hora y media, al desarrollo de un proceso de crecimiento personal, sin darte cuenta, que este, ya comenzó.

Como la hora de lavar. No sé realmente cuando comienza la hora de lavar. Tal vez, en el momento que ya no hay ropa en el cajón, que posteriormente me llevó a ver el cesto de la ropa sucia completamente lleno. O tal vez cuando del cuarto desplazo a la lavandería el cesto de la ropa sucia. O tal vez cuando empiezo a separar la ropa por colores. O acaso cuando ya pongo la ropa en la lavadora y agrego el detergente para finalmente poner “inicio del ciclo” en la lavadora.

A veces reconocemos solos que necesitamos lavar. Otras ocasiones hay quien nos lo recuerda o sugiere. Sin embargo, reconocer las múltiples niveles donde podemos comenzar el proceso es alentador. Y partir de ahí hacia adelante, solo implica seguir tu propio ritmo y tu propio tiempo, para lavar.

Puede pasar que te diste cuenta que necesitabas lavar, que llevaste el cesto de ropa sucia a la lavandería, que abriste la tapa de la lavadora y, de repente, tuviste que atender otra situación. Eso no significa que no vas a lavar, mas bien, que no estás “lavando… todavía”… Porque es así, pueden presentarse algunas situaciones más urgentes en el momento, como terminar la comida, o enviar un correo del trabajo. Pero una vez que atendiste esas situaciones, sabes que continuará el proceso que ya comenzó.

Así que, en resumen, sí, la terapia comienza antes de la primera sesión. Y sí, hay un modelo psicoterapéutico que te ayudará a darte cuenta de esos pasos previos que ya diste, sin darte cuenta, hasta que te das cuenta y comienzas a notar sus beneficios. Y eso facilita la brevedad y eficacia de tu proceso. 

¿Quieres conocerlo? Estás a punto de hacerlo o puede ser, que, ya lo has descubierto.

Lic. Ana Cecilia Charles, MPBS

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